Creencia no es lo mismo que Pensamiento:
Es muy común y hasta normal que las personas, en su gran mayoría, terminemos pensando según la Cultura en la que vivimos. Llámense padres, profesores, científicos, escritores, pensadores, religiosos o cualquier otro referente; nuestros pensamientos terminan siendo un reflejo de los de ellos, 'se amoldan' a los de ellos y, terminamos creyendo que 'pensamos' igual.
En ese caso, nuestros pensamientos se definirían más correctamente como creencias.
Pensar por uno mismo:
¿Qué significa, entonces, pensar? ¿Cómo se aprende a pensar por uno mismo? ¿Cómo es el proceso para generar pensamientos propios?
Laburar en uno mismo: Cuando nos aqueja alguna duda acerca de cualquier cosa corremos a buscar literatura que nos brinde la más amplia información posible. Y si no tenemos ganas o paciencia para leer acudimos a personas que creemos capaces de darnos una explicación o consejo. Entonces estamos seguros de que luego de recibir la información que buscábamos nuestros conocimientos se habrán incrementado notablemente. En parte sí, pero sería mucho más completo ese conocimiento si elaboráramos (elaborar=laburar) nuestros propios conceptos. Muchas veces me pregunté porqué aceptaba como ciertas las teorías de Freud acerca de la psiquis humana, o porqué, en todo caso, no podía yo observar, pensar y comprender la mía propia en forma directa sin pasar por ningún libro a priori. ¿Acaso cuesta tanto verse a sí mismo, tal como uno es, e investigar las cualidades de nuestra propia psiquis? ¿Cómo sabemos si son correctas las teorías de Freud o de quien sea? Después de todo no han superado la categoría de "teorías". Tampoco digo que sean incorrectas, pero al menos, deberíamos tener esa pizca de cautela y poner en duda algunas cosas que se dan como ciertas sin estar acabadamente comprobadas. ¿Acaso no creyó todo el mundo durante siglos que el sol giraba alrededor de la Tierra hasta que Copérnico demostró lo contrario? ¿Acaso Aristóteles no negó la existencia del átomo hasta que Dalton, cientos de años más tarde, reflotó la teoría (y los hechos de Hiroshima y Nagasaki, lamentablemente, le dieron la razón)?
Una forma de aprender a pensar es definiendo cosas o palabras. Pongamos un ejemplo simple ¿qué es el cielo?: "Cielo es todo aquello que se ve por encima de la Tierra". Tal vez, a simple vista parezca apropiada esa definición. Sin embargo, enseguida se advierte que 'todo aquello que se ve por encima de la Tierra' también puede ser un avión y ya se sabe que un avión no es parte del cielo. Entonces hay que ajustar la búsqueda para encontrar una definición menos imperfecta: "Cielo, es la apariencia que tiene el espacio vista desde nuestra perspectiva en la Tierra". Y así sucesivamente hasta encontrar la definición más perfecta posible. Lo fundamental es que, esa búsqueda, obligará a poner en marcha la función pensar por uno mismo.
Pensar por uno mismo es también, un darse cuenta.
Vale decir que pensar, podría definirse, en primera instancia, como una de las funciones que realiza la mente para comprender lo que percibe con sus sentidos y un darse cuenta de lo que se le oculta a los mismos por condición, pero que existen en función al todo que concibe.
Aclaración:
No se está sosteniendo que no hay que leer conceptos, ideas o pensamientos de los demás, al contrario, toda lectura adicional nutrirá y complementará nuestra comprensión en todas sus formas. Pero es la intención con la que uno lee que hace que nuestra mente se abra o se cierre.
En el colegio no nos hacían razonar las cosas. Nos impulsaban a leer como idiotas. Recuerdo tener que estudiar de memoria el encadenamiento de las sierras de la Ventana, cada una por su nombre en el orden correcto y con sus respectivas alturas! Una tremenda pelotudez!
Seguramente no hay cosa más importante en esta vida (salvo el Amor) que aprender a pensar por uno mismo. Y eso se sabe porque cuando se logra llevar a cabo esa tremenda y hermosa experiencia que es "Pensar", nuestra mente, se activa de un modo muy particular: nos hace sentir estupendamente plenos. 'Nos energiza'. Fluye en nosotros otro tipo de energía. Cambia nuestra percepción del mundo. Vemos lo trivial y lo que nos importa verdaderamente. Nos damos cuenta de hechos que están sucediendo a nuestro alrededor y que antes no percibíamos, como por ejemplo que los pájaros no están simplemente volando en libertad. Si los observamos bien, veremos que están atentos a otros pájaros, al viento, buscando comida o ramas para sus nidos, comunicándose con sonidos, cuidándose de nosotros los humanos que nos temen y con razón. Una mente despierta y activa, que piensa por sí misma, ve esas cosas.