lunes, 24 de septiembre de 2012

Nubes y diamantes

He ahí a la nube y al diamante, enfurecidos contra el cielo y por ende en su fondo le regalan una inocencia de color rojizo cerca del horizonte. Se esfuerza aunque suave, una melodía en el borde mental de la imagen, casi como un dominio total de la naturaleza y, algo que pudiera ser abrazado como fe, logra descalzar la esencia misma transformándola lentamente en un hermoso atardecer. Todos los puntos cardinales se apaciguan pero no pueden escaparse, nadie huye al infinito sin dejar algún rastro en el camino. Y por el increíble sendero de jazmines y robles, tal vez, haya una mente silenciosa bajo el control bondadoso del espíritu.

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